!!! Bienvenido ¡¡¡

Gracias por entrar. Antes de irte, echa un vistazo y comparte con nosotros. Nos interesa conocer todo lo que quieras compartir. ¿Has hecho algún descubrimiento deslumbrante? ¿Una película, un poema, un cuadro, un disco? ¿Una ciudad, un paisaje? Ábrenos una ventana y nos asomaremos.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Algo más de la colección Abelló

Ignoro a qué tipo de acuerdo habrá llegado el Ayuntamiento con los coleccionistas de arte que están mostrando sus tesoros en el antiguo Palacio de Correos, en la Plaza de La Cibeles madrileña, pero en principio es un gozo poder acceder a unas obras que era más que probable nos estuvieran vedadas al común de los mortales para siempre jamás. Hace unos días os mostraba algunos de los cuadros que allí se exponen, obras magníficas de maestros de la pintura, desde Goya a Canaletto, de Lucas Carnach a Sorolla. Para terminar de poneros la guinda en la boca hoy os traigo media docena de cuadros también excepcionales, temporalmente más cerca de nosotros. Y abro con una obra extraordinaria, un Tríptico de 1983. Pocos pintores contemporáneos me trastornan tanto como Bacon, quizás Louise Bourgeois. Sus hombres solos, atormentados, tan frágiles y tan perdidos me  estrujan el corazón.















Para recobrar la sonrisa nada como Chagall, con su luminoso mundo onírico, sus criaturas mágicas flotando en un universo de dulzuras. Maternidad con cabra dorada, pintada entre 1954 y 1963, es un precioso lienzo que te atrapa inmediatamente y del que te cuesta separarte. A la derecha, Después del baño, de Degas.


La primera vez que visité el Metropolitan de Nueva York, hace más de veinte años, descubrí un cuadro que no he podido olvidar. Se trata del retrato de una mujer desnuda, muy probablemente de la misma época del que os muestro arriba, firmado por Picasso. Blanco sobre blanco, la silueta de la mujer emergía del fondo muy tenue a base de pinceladas de blancor, suavemente, contrastando con la consistencia de su corporeidad.  Desnudo sentado, el óleo y carboncillo que os muestro, me lo recordó. A su lado otro precioso óleo, pintado y expuesto también en su revés, El Violonchelista, de Modigliani.


Y cierro como comencé, con Bacon, esta vez con Tres estudios para un retrato de Peter Beard, de 1975. Extraordinario, perturbador.

2 comentarios:

  1. Qué suerte tenéis los que vivís en el Foro... esa expo es un lujo que a mi me va a costar un billete de Alvia (si en la nieve (no) resbala) y una empanada de bonito para entretener el camino. Sinatra pedía una copa en "One for my baby": "Sírveme una por mi chica y otra más para el camino". Pero yo bebo poco y prefiero la empanada (gallega, a poder ser, que la de hojaldre me gusta poco).

    ResponderEliminar