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sábado, 8 de febrero de 2014

"Breve ejercicio para sobrevivir", puro teatro en La Pensión de las Pulgas

Teatro al desnudo, teatro en carne viva. La magia, el poder apabullante del teatro, a un metro de distancia. Nunca el teatro fue tanto como en estos pequeños locales, espiar la vida, asomarte al alma de otros, a sus miedos, a su dolor. Nada te distrae: ni decorado, ni maquillaje, ni música, ni luces, ni vestuario. En el caso de Breve ejercicio para sobrevivir solo dos excelentes autores, Barbára Lennie y Santi Marín desangrándose ante los ojos atónitos de treinta personas, los que caben en La Pensión de las Pulgas, donde se representa ahora, tras el éxito cosechado en la sala de otro teatro alternativo, La Casa de la Portera. "Esta vez he dejado de pensar que estoy haciendo un personaje", confiesa Bárbara Lennie, "sino que soy yo en esa situación. No hay más".














Porque el tema va de dos actores que ya no pueden trabajar, él por su insuperable problema de tartamudez (lo borda Santi Marín, contagia su angustia a los espectadores), ella por una profunda depresión que la imposibilita vivir. Dos personajes al borde del abismo. Un drama que te conmueve profundamente y te deja agotado. Un trabajo de gran intensidad que exige un plus de generosidad, sensibilidad y entrega a los actores.














"Dos actores solos a los que trabajar ya les es imposible. Animarse a cruzar esa delicada línea que divide la realidad de las fantasías, de los miedos... Quizás para conocerlos, mirarlos a la cara y perderles el respeto. De eso trata esta obra. Un breve ejercicio que permita ahuyentar fantasmas e iluminar esos pequeños recovecos donde hay oscuridad", declara el director de la función, Lautaro Perotti, responsable también de esta versión de No puedo imaginar el mañana y Función para dos personajes, de Tennessee Williams. Si tenéis ocasión, no os la perdáis. Puro teatro.

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