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martes, 31 de mayo de 2011

Leda y el cisne

He aquí uno de los mitos eróticos del arte de todos los tiempos: una mujer desnuda hace el amor con un cisne. Sus alas, de suave plumón, abrazan su cuerpo. El cuello sinuoso se inclina hacia ella. Se trata de Leda y el cisne, representado en infinidad de ocasiones hasta nuestros días.












Según la mitología griega, Leda era un joven muy bella, esposa de Tindáreo, reina de Esparta. El enamoradizo Zeus pretende sus favores, pero Tindáreo está considerado uno de los mejores hombres de su tiempo y el dios tiene serias dudas de lograr sus propósitos si los solicita en buena lid. Así que decide convertirse en cisne y sorprender a la joven.



















Zeus fue un dios muy aficionado a metamorfosearse. Se convirtió en toro, en ninfa, en rayo y en lluvia de oro para unirse a Europa, a Calisto, a Sémele y a Danae. Ya os hablé del rapto de Europa en una entrada anterior. De manera que Zeus, convertido en cisne, se acerca a la reina. Algunos textos antiguos afirman que la sedujo con su bello canto, aunque según la tradición este solo se produce cuando muere. En cualquier caso, no le resultaría difícil despertar el interés de Leda, dejarse acariciar, acurrucarse en su regazo y terminar alcanzando su propósito.

















De esta unión nacerían Helena (la famosa Helena de Troya) y Polideuces, que vienen al mundo dentro de un huevo. No nos extrañe: la diosa Atenea nació de la cabeza de Zeus. Sin embargo existe otra leyenda según la cual Leda encontró el huevo, lo recogió y lo incubó. En este caso Leda no sería la madre de Helena y Polideuces, sino la diosa Némesis, que habría sido violada por el dios.












Según esta segunda versión, en vista del incansable acoso de Zeus, Némesis optó por convertirse en animal, pero el dios hacía lo propio y siempre le daba alcance. Cuando se transformó en pez, el dios lo hizo en castor, y cuando lo hizo en oca, Zeus adquirió la forma de cisne y consumó su deseo.













A mi me resulta mucho más sugerente la primera versión. Así es como lo han interpretado Veronés, Tintoretto, Paul Tillier, Salvador Dalí, Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, François Boucher, Paul Cezanne, Bartolommeo Ammannati y Henri Matisse. También vemos la escena en una preciosa escultura romana del s. I. Y así nos lo cuenta el poeta Rainer Maria Rilke:

Cuando el dios, en su apuro, entró en el cisne,
sintió casi temor de hallarlo tan hermoso;
y, muy confuso, en él se sumergió.
Pero su treta ya le arrastraba a la acción,

aún antes de probar sus sentimientos
de aquel ser no probado. Y ya la abierta
reconoció en el cisne a quien venía
y supo ya: solicitaba algo

que ella, confundida, mientras se resistía,
ya no podía ocultar. Descendió él, y, ondulando
su cuello contra la mano rendida, el dios

se abandonó en la amada.
Solo entonces sintió, gozoso, su plumaje
y de verdad fue cisne en su regazo.

lunes, 30 de mayo de 2011

"El viento en un violín"



Claudio Tolcachir, según los críticos uno de los directores argentinos de teatro más interesantes de la actualidad, ha traído a los teatros del Matadero, este Festival de Otoño en Primavera, una trilogía: La omisión de la familia Coleman, Tercer cuerpo y El viento en un violín. Me perdí las dos primeras, pero el sábado he podido ver la tercera. Entre paréntesis, me encanta la remodelación realizada en el que fuera matadero de Madrid (en el portón que daba acceso a la sala podía leerse en un azulejo empotrado en la pared: cerdos), convertido hoy en un espacio cultural multidisciplinar.

A propósito de El viento en un violín cuenta su director que trata de "mujeres que se aman, buscando desesperadamente un hijo. Madres con hijos, desesperadas por asegurarles la felicidad. Hijos desorientados, desesperados por encontrar su lugar. Historias de seres ricos y pobres buscándose la vida. Y el amor que lo atraviesa todo, que todo lo permite, lo bueno y lo malo. El amor de pensar la vida de otra forma y aceptarla tal vez, en nombre del amor".











Por la cuenta que me trae (soy madre), me interesó su tratamiento de la maternidad, ese ansia, muchas veces agobiante, por proteger a nuestros hijos y buscar desaforadamente su felicidad. Y me hizo pensar: no se trata, en ocasiones, de un acto de máximo egoísmo? Su infelicidad nos arruina la vida, y es nuestra imposición la que, a menudo, les impide encontrar su camino, privándoles de un sufrimiento consustancial al mero acto de vivir. La teoría es fácil, es la práctica la que todo lo embrolla. En fin, volviendo a la obra de teatro. Me gustaron la dirección de actores, la puesta en escena y las tesis que plantea la obra. Disfruté de una hora y media que pasó sin sentir. Quizá me sobró un cierto histrionismo, una manera "gritona" de decir. En cualquier caso, si tenéis oportunidad, pasaros por el Matadero. Merece la pena.

El Fayum, en el Museo Arqueológico de Madrid

Los madrileños estamos de enhorabuena. A la exposición "Polonia: Tesoros y colecciones artísticas" que abrirá sus puertas en el Palacio Real dentro de unos días, y que nos permitirá contemplar uno de los retratos más hermosos del mundo, La dama del armiño, de Leonardo da Vinci, se suma una muestra extraordinaria en el Museo Arqueológico Nacional: trece excepcionales retratos del Fayum, según informa El País, en su especial cultural Babelia. Ya os hablé en un comentario, hace algún tiempo, de estas increíbles pinturas.





















Las trece piezas, procedentes del British Museum, se expondrán como parte del certamen PhotoEspaña, que todos los años se celebra en Madrid y que reúne buena parte de los trabajos más interesantes en el campo de la fotografía. Así pues, los retratos funerarios del Fayum son tratados como antecedentes de la práctica fotográfica. "Vivos en la muerte", según Jean-Christophe Bailly, realizados en el siglo I al IV después de Cristo, fueron hallados en Egipto y parecen proceder de las tumbas de ciudadanos romanos. Colocados sobre sus momias, recordaban su aspecto mientras vivían.

Unos realizados en encaústica (pigmentos mezclados con cera que proporcionan un aspecto similar al del óleo) y otros en témpera (mezclados con clara de huevo o goma arábiga, cuyo resultado es muy parecido a la acuarela), sobre delgadas láminas de madera, poseen una belleza misteriosa. Una visita imprescindible.

domingo, 29 de mayo de 2011

"La era del té", Jordi Soler


"Imaginemos una sociedad donde finalmente ha triunfado, de manera hermética, la corrección, donde todas las personas hacen footing o van al gimnasio para procurarse un buen cuerpo y una excelente condición física, donde todos se alimentan de verduras, cereales, zumos, y manjares bioecológicos. Una sociedad en la que nadie bebe alcohol ni fuma tabaco (esto ya casi se consigue) u otras drogas. Un paraíso terrenal donde los radares de la autopista quedarían sin efecto porque nadie excede el límite de velocidad permitido, y, puesto que nadie bebe, también sobrarían los controles de alcoholemia. Un Shangri-La donde todos cada seis meses se practiquen los mismos exámenes médicos y eduquen a sus hijos de la misma forma, siguiendo las estadísticas que dicen que el niño no debe estar más de tantos minutos al día frente a una pantalla y que en su tiempo libre debe hacer tenis, o piano o karate o aprender inglés o chino, porque no hay peor incorrección que un niño holgando en casa, que un mocoso que no le saca réditos a su infancia por estar entregado a esa ociosidad de la que, antes de la era del té, salían los artistas y los filósofos.

A esta sociedad de impecable corrección, le faltarían contrapesos: la gente que disiente, la que reflexiona por sí misma, la que cuestiona lo que dice la mayoría y duda del pensamiento único, la gente que se brinca las normas porque, sin ese contrapeso, la vida pierde la tensión, se hace blanda, sosa, flácida; porque la cosa no es tan simple como obedecer y portarse bien, o hacer exclusivamente lo que nos dice la autoridad o nos dicta la corrección política; la civilización no está ahí, está en la tensión entre lo prohibido y lo permitido, entre lo correcto y lo incorrecto, en esa batalla que al final, en los países civilizados, se decanta a favor del bien común.

La ola de protestas que se ha ido levantando en las plazas públicas de las ciudades españolas, es una de las consecuencias positivas de esta crisis económica que no termina; los indignados han sacudido de arriba abajo el establishment, han puesto en entredicho a la clase política que, apoyada en la abulia general que alimentaron estos años de pujanza y bienestar, ha actuado a sus anchas, sin contrapesos y con una irresponsabilidad que hoy los tiene al borde del descrédito. La protesta pacífica de los indignados, es una invitación a reflexionar, a cuestionar, a disentir, a escapar del pensamiento único, a dudar de todo aquello que se nos da ya pensado y quizá, con un poco de suerte, estemos asistiendo a los últimos coletazos de esta cansina era del té, al tumultuoso parto de una nueva época, y a los primeros destellos del porvenir."

Jordi Soler, diario El País, 30 de Mayo de 2011

Leonora Carrington, una mujer singular


Ha muerto Leonora Carrington, pintora, una mujer que se singularizó por ser ella misma, por volar libre, sin adherirse a ismo alguno en su trayectoria artística, ni a ninguna categoría en su vida personal. Luchó por su individualidad y convicciones y lo pagó caro. Su vida no ha sido fácil, pero se ha ganado el respeto de propios y extraños.















Como artista, por alguna característica de su pintura y por su relación con Max Ernst, se la encasilló en el surrealismo, catalogación con la que ella discrepó hasta su muerte. Siempre se burló de esa etiqueta. En una entrevista recordó que, para los surrealistas, las mujeres eran vistas como un objeto. "Ser una mujer surrealista quiere decir que eres la que cocina la cena de los hombres surrealistas", afirmaba. Su vinculación con este movimiento siempre fue amorosa: su amor a Ernst, su amistad con la pintora Remedios Varo y con Gala, musa y compañera de Dalí.

Su pintura es mágica, influenciada por su ascendiente celta (aunque nacida en Lancashire, Inglaterra, su madre era irlandesa) y por las leyendas y cuentos de hadas que esta le contaba siendo niña. Lo siniestro, lo sobrenatural, siempre está presente en sus obras. Lo suyo era la fantasía, la ironía, la sutileza, lejos de las "alucinaciones y la violencia erótica de los varones."


Mujer libre, siempre luchó contra las dictaduras, manifestándose contra Hitler, Franco o Mussolini. Cuando Ernst fue arrestado y enviado a un campo de concentración huyó de París. Durante su viaje a España, sufre una crisis nerviosa y su familia la interna en un sanatorio siquiátrico de Santander, donde es sometida a duros tratamientos. Su libro, Memorias de abajo, da cuenta de esa experiencia. "Fue muy parecido a haber estado muerta", declaró en alguna ocasión. Ayudada por el diplomático Renato Leduc, con el que se casaría, huye a Portugal y más tarde a Nueva York y México, donde residió hasta su muerte. Divorciada de Leduc en 1946, contrajo matrimonio con el periodista y fotógrafo húngaro Imre Weisz. Mujer culta y refinada, mantuvo gran amistad con artistas e intelectuales afincados en México, como Diego Rivera, Frida Kahlo u Octavio Paz.

Nos ha dejado un legado excepcional, tanto literario como pictórico. Y un ejemplo vital inolvidable.

sábado, 28 de mayo de 2011

Máximo

Máximo, diario ABC, 28 de Mayo de 2011

Un enigma taurino


Julio Robles citó a Timador desde la raya de picadores. El toro se arrancó desde el centro de la plaza. En aquellos segundos se acomodó en el ruedo el estruendo de la fatalidad. Cuando el cuerpo de Julio subía y bajaba por el aire, el topetazo de la testuz del toro ya le había partido la médula espinal. A partir de los segundos posteriores a la arrancada de aquel toro ya nadie vio jamás de pie al maestro Julio Robles: consumió el resto de su vida, una decena de años, en un sillón de ruedas.

Un día, en la finca de Enrique Ponce, Julio Robles, en su silla de ruedas, aterradora y misteriosamente imantó a una becerra en unos cuantos muletazos. ¿Qué sintieron las neuronas de los espectadores delante de aquel hombre lisiado, derramado en su silla, burlándole la furia a una becerra con el escudo de un trapito? Paco Cañamero, el biógrafo de Julio, no puede responder a esa pregunta jadeante y absoluta. Y nadie puede responderla, pero la pregunta está viva, es milenaria y no envejece.

Cuando Robles murió fue enterrado en el cementerio del pueblo en que había nacido su padre: Ahidal de los Aceiteros, Salamanca. Tiempo después, en septiembre del año 2008, unos seres escondidos en el anonimato y envueltos en la noche profanaron la tumba del torero. No llegaron al féretro; no lograron, o desdeñaron, untar en odio precultural, arcaico, los restos del torero; destrozaron el panteón, pintaron sobre el mármol dos palabras engrudadas en una modernidad indescifrable ("Toreros asesinos") y robaron el busto del diestro Julio Robles. Los antropólogos, esos filósofos científicos que nos han informado de que la cultura tuvo su nacimiento en el remoto instante en que los primates superiores comenzaron a enterrar a sus muertos para honrar a la vez a su linaje y su autoestima, nos pueden explicar qué significa profanar una tumba. En cuanto a la pintada que juntaba un saber a compás con la ignorancia arrítmica del crimen, la explicación es pronta: aquello fue un borrón incompetente, propio de quien no sabe ni escribir ni pensar. Lo inquietante es el robo de aquel retrato del torero. No hay noticia de que lo destrozasen a martillazos; si lo hubiesen despedazado, lo hubieran proclamado, pues el mal suele ser presuntuoso. No intentaron venderlo a la familia, ni a un museo, ni a nadie de la tauromaquia: lo hubiéramos sabido. ¿Lo tiraron a un río? ¿Entero, intacto? ¿De qué manera le dieron fin a su delito? La pregunta más enigmática y tiniebla casi se roza con la luz del arrepentimiento: ¿Para qué se llevaron el busto del maestro Julio Robles? ¿Por qué no lo dejaron derribado en la tierra del camposanto junto a la fosa profanada? ¿Por qué se lo llevaron? ¿Permanece en algún lugar? ¿Alguien lo contempla en secreto?

Félix Grande, diario El País del 17 de Mayo de 2011


Reproduzco este espléndido texto de Félix Grande porque, independientemente del tema que toque (como en tantos otros, no tengo opinión: entiendo perfectamente a quienes lo deploran y denuncian el sufrimiento que se le infringe al toro, y comparto la emoción e incluso el éxtasis ante la belleza de la Fiesta y el arte de algunos toreros); decía que existen algunos magos de la pluma que crean belleza hablen de lo que hablen. Recuerdo las crónicas de fútbol que publicaba en La Nueva España (ignoro si lo sigue haciendo) un excelente periodista asturiano, amigo muy querido, Melchor Fernández Díaz. Nunca me interesó el fútbol, pero las buscaba expectante todos los lunes. Placer de dioses.

Dinah Washington, "This Bitter Earth"

viernes, 27 de mayo de 2011

"Los poseídos", un acercamiento a la literatura rusa

En esta eclosión de novelas gráficas que estamos viviendo, en muchas ocasiones no es fácil discriminar. Hoy os traigo una nueva apuesta que acaba de ser presentada en su edición en castellano, Los poseídos, de la escritora neoyorquina, de origen turco, Elif Batuman. En principio, su planteamiento es más que interesante. Ella es profesora de literatura, se confiesa enamorada de la literatura rusa (amor que comparto) y con esta obra pretende acercar al gran público obras que suelen intimidar. Todavía no lo he leído, pero creo que merece la pena acercarse a una librería y echarle una ojeada. En la información que recoge El País, su editor afirma que "escribe como un ángel, con esa mezcla de ironía, humor autocrítico, empatía, aprendizaje profundo y emoción contenida". Y nos habla de que, en su acercamiento a los novelistas rusos, hace alusiones a su vida privada, a su niñez y a sus amores, lo cual es un aliciente para mi, ya que apunta a una relación íntima entre los rusos y la autora. Cuando lo haya leído, os contaré más.

El Roto

El Roto, diario El País, 26 de Mayo de 2011

"Vivos", de Maruja Torres


"Mi generación -y, de entre ella, mi gente- ha sido afortunada. Conocimos el franquismo cuando el jefe iba a misa bajo palio, los pobres en alpargatas al prestamista y las niñas bien de Barcelona a ponerse de largo en el Liceu, auspiciadas ellas por la tieta de quien, posiblemente, será ministro de Asuntos Exteriores cuando gane el Partido Popular en las próximas elecciones generales. Tuvimos arzobispos, obispos y cardenales, mazmorras y tricornios, guardias embistiendo a caballo, tranvías en huelga y tranvías en marcha, un puerto sucio -aclaro: soy de Barcelona, crecí aquí- pero virgen de delirios negociantes, y con el tiempo tuvimos hasta ministros vírgenes, del Opus Dei, naturalmente. Tuvimos barracas y casas baratas, y viviendas de protección oficial, y sindicatos verticales, y sindicatos caracoles escondidos en los sindicatos verticales. Tuvimos burdeles prohibidos y Ayuntamientos que eran un burdel. Tuvimos faldas anchas con enaguas tiesas por el almidón y las varillas, fajas y magreos en los cines, tuvimos comisarías y, por tener, tuvimos hasta primaveras.

Fuimos enanos infiltrados por la instalación de la democracia y participamos del estallido de este país a las libertades, de los contubernios y de los debates. Pasamos por el desencanto, por el desenchoche y también por el vómito. Los hemos visto irse, los hemos visto venir. Los hemos visto ponerse camisas de todos los colores, en lo que podríamos calificar de magnífico fondo de armario. Vimos corromperse a quienes apoyamos, y vimos -todavía peor- cómo se volvían tontos, inútiles y soberbios. Hemos asistido a los suicidios de la izquierda y al sanguijuelismo de la derecha. Nos damos ahora de bruces con el aprendizaje político de los jóvenes en sus ágoras. Y con el racismo que avanza. No ha estado nada mal. Disponemos de elementos de juicio. Los que estamos vivos y tenemos memoria seguimos aquí. No vayáis a olvidarlo."

Maruja Torres, diario El País, 26 de Mayo de 2011

jueves, 26 de mayo de 2011

"Suite francesa", de Irène Némirovsky

Hace unos días rescaté del estante de mi librería, dedicado a libros sin leer, esta espléndida novela de la que hoy quería hablaros. A veces me pasa. Compro un libro con verdadero interés, por distintos motivos doy prioridad a otros y queda ahí olvidado. Debería proponerme no comprar más hasta terminar con lo que tengo pendiente. Debería.

Antes de nada os hablaré de la escritora. Irène Némirovsky es una rusa blanca, judía, nacida en Kiev en 1903, de una familia acomodada que huye de Rusia tras la revolución de 1917. Instalados en Francia, recibe una exquisita educación y pronto se convierte en una escritora de éxito, elogiada por Cocteau, Paul Morand o Joseph Kessel. Se casa con otro judío, Michel Epstein, perteneciente también a la alta burguesía rusa arruinada por la llegada de los bolcheviques. Tienen dos niñas. Cuando Francia es ocupada por los alemanes su vida se complica extraordinariamente. El primer estatuto de los judíos, de 1940, les asigna una condición social y jurídica que les convierte en parias. Tanto ellos como sus hijas deben llevar cosida a su ropa la estrella amarilla. Escondidos en la pequeña localidad francesa de Issy-l'Évêque, durante 1941 y 1942, convencida de que puede ser arrestada en cualquier momento, Irene escribe Suite francesa. El 13 de Julio de 1942 es arrestada y enviada al campo de concentración de Pithiviers. Al día siguiente la deportan a Auschwitz donde es asesinada el 17 de Agosto. Unos meses después, su marido corre su misma suerte. A partir de ese momento, la persecución a sus hijas, dos niñas pequeñas, fue brutal. Amparadas por su tutora, deben vivir escondidas en distintas localidades francesas, siempre cargando con una maleta en la que guardan las pocas pertenencias legadas por sus padres y el manuscrito de Suite francesa.
















Sin dramas ni sentimentalismos, como un cronista que narra lo que acontece a su alrededor, Irène Némirovsky novela la Francia ocupada. En la primera parte será la caída de París a través de los ojos de un grupo variopinto de personajes, su huida de la capital en busca de refugio. En la segunda, la vida de un pueblo ocupado. Sin discursos, con la mirada limpia, a través de las anécdotas de la vida cotidiana, dibuja un fresco de una viveza extraordinaria.Y sobrecoge pensar que escribía mientras el mundo se derrumbaba a su alrededor, con una serenidad estremecedora. Un libro conmovedor.

miércoles, 25 de mayo de 2011

El Roto

El Roto, diario El País, 25 de Mayo de 2011.

Amanecerá.

La Filarmónica de Viena interpreta la Novena de Mahler

Excelentísima Filarmónica de Viena, dirigida en esta ocasión por Daniele Gatti. En sus manos, la música cobra su pleno sentido. Y cuando interpreta algo tan excepcional como la Novena de Mahler, la electricidad se palpa en el ambiente. ¡Qué belleza! Ha sido una interpretación magnífica, emocionante, llena de sutileza y de magia. El primer movimiento fue deslumbrante, una fuerza de la naturaleza, toda la intensidad de Mahler, su desgarro, su abatimiento. Hablan de que esta sinfonía es su última mirada, su canto del cisne, su despedida ante la muerte. Poco antes de volver a Viena, donde moriría poco después, coincidía en Estados Unidos con Stefan Zweig, quién escribió:" Por primera vez le veía debilitado, él, Mahler, el impetuoso. Pero esta silueta, la suya, inolvidable, sí, inolvidable, se recortaba sobre el gris infinito del cielo y del mar. Había una tristeza ilimitada en ese espectáculo, pero también algo grande y transfigurado, algo que culminaba en la nobleza como una música. Sabía que lo veía por última vez, y la emoción me incitaba a aproximarme, pero la timidez me retenía. Me sentía obligado a mirarle de lejos, y a mirarle de nuevo, como si fuera a recibir de esa mirada algo con lo que estaría siempre en deuda." Mahler se estaba despidiendo, y lo hizo a través de esta conmovedora, grandiosa sinfonía. Incluso en la partitura del cuarto movimiento, su incalificable adagio, lo dejó escrito: ¡Leb wohl! ¡Leb wohl!(¡Adios! ¡Adios!).

Esas notas finales del adagio, como si, dulcemente, se le escapara la vida. Una notas sutilísimas que van adelgazándose hasta convertirse en un hilo, un suspiro. Y una emoción extraordinaria queda suspendida en el aire, excepto para aquellos que tienen a bien toser justo en ese momento Intento hacer abstracción de ello, ignorar los instintos asesinos que me asaltan, quedarme en ese último suspiro de Mahler y llevarlo conmigo. Y conservarlo para siempre, como conservo la interpretación que de esta misma Sinfonía realizó la Orquesta de Lucerna, dirigida por Abbado, de la que os hablé el pasado octubre. Dos joyas.

Os ofrezco ese final, aunque en esta ocasión La Filarmónica de Viena está dirigida por Bernstein.

Performance de Zaha Hadid y Sasha Waltz



Me ha encantado este performance, y el vídeo en el que lo muestran.

martes, 24 de mayo de 2011

Bob Dylan, "Blowing in the wind"



Bod Dylan cumple hoy 70 años. Parece mentira. Y esta canción, tan necesaria todavía.

Una flauta encantada, de Peter Brook, en los Teatros del Canal

El mítico Peter Brook en Madrid. Ayer vi, en los Teatros del Canal, programado por el Festival de Otoño en Primavera, Una flauta encantada, adaptación libre de La flauta mágica de Mozart por parte de este monstruo de la escena, ya octogenario, que ha revolucionado el mundo del teatro. Estará en cartel hasta el 5 de junio. Si podéis encontrar entradas, no os la perdáis.


Esta es, en palabras de su director, una Flauta mágica "lejos de lo esperado, desprovista de la gran armadura de efectos escénicos y el solemne y pesado simbolismo. En su lugar, el público encontrará a un joven Mozart rodeado de un igualmente joven y talentoso reparto de cantantes y músicos preparados, como el compositor, para improvisar, transponer, explorar nuevos colores y hacer malabarismos con las formas".

En el escenario, un piano y unos tallos de bambú que los actores van moviendo según requiere la escena, dibujando distintos escenarios: habitaciones, bosques, celdas, templos, montañas... No se necesita más para recrear un espacio, la imaginación del espectador hace el resto. Y nada distrae de lo sustancial. Un magnífico grupo de cantantes/actores jóvenes que bordan su papel, con naturalidad y convicción, sin extralimitarse ni caer en el hieratismo que a menudo ataca a los cantantes de ópera. Incluso se reservan un espacio para la improvisación. Unos actores magnéticos, que establecen inmediatamente una relación de complicidad con el público. Muy alejado de la solemnidad y el distanciamiento de la ópera convencional, el público se siente invitado a mostrar sus sentimientos libremente: las carcajadas de una chica sentada a mi lado, cuando la escena despertaba hilaridad, me sonó a música celestial. Por cierto, no vi una butaca libre, y la totalidad del aforo, excepto algunas excepciones entre las que me encuentro, era gente joven. Quién dice que a los jóvenes no les interesa la ópera?. Quizá la causa por la que el Teatro Real y su temporada de ópera esté casi monopolizado por mayores sea el precio de las entradas y los montajes un tanto faltos de imaginación. Más ligereza y menor precio, y la ópera se convertirá en un fenómeno de masas. Con el consiguiente horror de algunos, imagino.

Las voces me parecieron más que correctas. Incluso la Reina de la noche se atrevió con su maravillosa aria que, sin pretender emular a Edda Moser, escuchamos con agrado. Desde luego no es comparable esta adaptación de la ópera mozartiana a un solitario piano con el original en manos de una gran orquesta, pero la belleza de la música se mantiene intacta. Para Franck Krawczyk, pianista y compositor, responsable de la adaptación, en ningún momento se ha tratado de reducir la partitura. "Se trata más bien de volver a un estado anterior al de la ópera, liberado de las convenciones del género. En una carta a su hermana, Mozart escribía: "Cuando me siento al piano y toco algo de la ópera, me pongo a llorar y eso me basta". Es ese "algo" lo que hay que actualizar."

lunes, 23 de mayo de 2011

Almudena Grandes, "El principio de todo"


"Madrid, amor mío, ¡cuánto has tardado en despertarte! Siempre con el agua al cuello, eso sí, cuando todos te abandonan, y los reyes escapan, y los Gobiernos huyen, y pareces dormida, casi muerta, y nadie da un céntimo por ti, entonces, solo entonces, te acuerdas de quién eres. No me refiero a los resultados de las elecciones de ayer, porque no me han sorprendido. Hablo de la Puerta del Sol, de la emoción de reconocerte, de reconocerme con treinta años menos en los gritos de mis hijos, en los gritos de los tuyos, esos chicos que rozan tu cielo con los dedos y me tienen con la boca abierta, el corazón en un puño mientras les escucho decir que no, mientras el mundo entero escucha que no están dispuestos a bajar los brazos. Hasta hace poco, le tenía mucho miedo a este lunes. Imaginaba la mañana más gris, un despertar plomizo en un mayo invernal, cuatro años de condena, mil cuatrocientos sesenta días para atravesar un desierto seco, polvoriento, de sol abrasador y noches congeladas. Pero hoy sé que ayer sólo fue un domingo, el final de nada, el principio de todo, y aunque parezca mentira, estoy contenta. No hay mantas en este mundo, no hay botellas de agua mineral, ni tiendas de campaña, ni pizzas recién hechas para pagar siquiera una mínima parte de lo que el 15-M ha hecho por nosotras. Porque, entre tú y yo, los resultados electorales, las cifras, los análisis, han caducado ya. Ayer es el pasado y el futuro empieza hoy mismo. El futuro puede ser el fruto de una plaza enorme que nunca se ha llenado de gente en vano, y hasta si no lo es, siempre podremos recordar la semana en la que esta formidable explosión de energía nos devolvió el orgullo de ser nosotras mismas.

Elijo la esperanza, porque la virtud del revolucionario es la paciencia. No lo olvides, Madrid, y no vuelvas a dormir, porque estás mucho más guapa despierta."

Almudena Grandes, diario El País, 23 de Mayo de 2011

Capicua



No dejéis de ver este corto. Me ha emocionado. Lo firma Roger Villarroya.

The Hallé: lieder de Schubert y Mahler en el Auditorio



Una jornada dedicada al lied la del 19 de mayo en el Auditorio de Madrid. The Hallé, la orquesta británica más antigua, dirigida por Sir Mark Elder, interpretó Einnsamkeit (Soledad), de Schubert y la Sinfonía num. 4 de Mahler, dos cantos a la soledad y la muerte. Sin embargo no fue así como sentí esta preciosa sinfonía de Mahler. El primer movimiento lo interioricé como una llamada a la vida, a la belleza de la naturaleza, y me llenó de energía y optimismo. Poco a poco la sinfonía va tiñéndose de sombras y haciéndose más reflexiva. Y el tercer movimiento, el que os ofrezco, tiene toda la hondura y la dulce melancolía del Mahler que más me conmueve. Al final, la preciosa voz de Aga Mikolaj nos transporta más allá de la muerte, a un espacio celestial donde todo es belleza y armonía.

domingo, 22 de mayo de 2011

En la Puerta del Sol

Yo también estuve ayer "reflexionando" en la Puerta del Sol. No cabía un alfiler. Cruzar la plaza me llevó un buen rato. Aunque predomina la gente joven, vi personas de todas las edades: ancianos, padres con niños en sillitas, gente de mediana edad. Como no caben en la plaza, han tomado las calles adyacentes.













Siento una profunda alegría entre ellos. ¿Quién decía que esta generación era pasota? Dice Manuel Rivas en el diario El País: "Durante años se ha ido construyendo una imagen caricaturesca y despectiva de la juventud española. Una panda estupefaciente, empotrada en el hogar paterno, enganchada a la play station, empachada de comida basura, y sumida en la vulgaridad iletrada. Por otro lado, la realidad de una generación perdida como destino inevitable, en un mundo dominado por el gangsterismo de mercado, qué le vamos a hacer, y donde toda alternativa ha sido borrada del futuro. El sistema no se asocia con el hábitat democrático sino con su usurpación, con una deriva inhóspita, donde el hombre vuelve a ser un lobo para hombre. La marea de mierda que nos invade tiene su descarado origen en una gran estafa internacional, acatada por los gobernantes. Esa estafa ha puesto contra las cuerdas el mercado honesto y las políticas decentes. España, como otros países, es la víctima y no la causa."













No escuché ninguna consigna política. Por megafonía, miembros de la organización daban las gracias a los ciudadanos madrileños y a los equipos de intendencia. Bajo las lonas, el calor era axfisiante. Los acampados, sentados a su sombra, charlaban.

























Es reconfortante como, espontáneamente, miles de ciudadanos asumen el ¡Indignaos! que gritó un octogenario como Stéphane Hessel. Resulta esperanzador que tanta gente crea que se puede cambiar, que otro mundo es posible. Debo estar haciéndome vieja.