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lunes, 28 de febrero de 2011

La Capilla Real de Granada

Después de la conquista de Granada, los Reyes Católicos quisieron honrar y embellecer la ciudad con una serie de obras civiles y religiosas, entre las que destaca esta Capilla Real, donde decidieron ser enterrados a su muerte. Pero las obras no se terminan hasta el reinado de Carlos V y, aunque el nieto de Isabel y Fernando nunca estuvo conforme con este lugar como sede de los enterramientos, cumplió lo dispuesto por sus abuelos y trasladó sus cuerpos desde la Iglesia de San Francisco en la Alhambra (hoy parador nacional) hasta su enclave actual.











Los sepulcros son impresionantes. El más bajo de los dos corresponde a los Reyes Católicos, realizado por el florentino Domenico Alexandro Fancelli en mármol de carrara, y el más alto a Doña Juana la Loca y Felipe el hermoso, obra del burgalés Bartolomé Ordóñez. Pero los restos de todos ellos se encuentran en una cripta situada debajo de los sepulcros, que os muestro en la fotografía de la derecha. En unas cajas de plomo Isabel y Fernando, en el centro, y Doña Juana y Don Felipe a los lados. En un tercer ataúd el infante Miguel de Portugal, hijo del rey don Manuel y de Doña Isabel, Princesa de Asturias, hija mayor de los Reyes Católicos.

















La capilla no es muy grande y resulta acogedora. Tras el altar, un impresionante retablo barroco obra de Felipe de Bigarny, realizado en madera policromada, de estilo plateresco. Las figuras tienen talla normal y parecen estar a punto de escaparse del retablo. La escena de la pasión de Jesús en la que la Virgen recoge a su Hijo, en la zona superior derecha, tiene clara influencia de La Piedad de Miguel Ángel.


Pero quizá lo que más me llamó la atención de la Capilla Real sean los tesoros que guarda en su sacristía. Aquí se muestra la colección privada de pintura de la Reina, compuesta por algunas piezas extraordinarias, comenzando por el Tríptico de la Pasión, obra de Jacobo Florentino, jalonada por dos estatuas orantes de Fernando e Isabel.



















La Natividad y La Piedad forman parte del Tríptico de la Virgen, de Van der Weyden. Me entusiasma la obra de este maestro flamenco. Fijaos en La piedad, la figura de la madre, el rostro deshecho junto al de su Hijo muerto, su abrazo, esa forma de atraerlo hacia ella, de infundirle calor. Me conmueve el realismo de los rostros. Y esas perspectivas que el pintor consigue con los paisajes en la lejanía, ciudades irreales en escenarios idílicos, contrapunto del dramatismo de la escena central.

El díptico "Descendimiento de la cruz" y "Llanto de las Santas Mujeres" es otra de las maravillas que custodia la sacristía. Tanto este como "La Virgen con el Cristo de la Piedad", con la que cierro el comentario, son obra del maestro Hans Memling. Una belleza.

domingo, 27 de febrero de 2011

Juan Manuel de Prada sobre "Cisne negro"


Hace unos días os comentaba la película Cisne negro. Ayer sábado, el diario ABC publicó un artículo firmado por Juan Manuel de Prada en el que recoge sus impresiones sobre el filme, escrito con su admirable pluma, que siempre me fascina aunque no siempre esté de acuerdo con sus tesis. No es este el caso: suscribo sus palabras en su totalidad. Reproduzco parte del artículo.

" (...) ¿Y Cisne negro? Cisne negro es desazonante, delicadísima, turbia, primorosa, sórdida, de una poesía herida de abyección, de una abyección redimida por la poesía. Es una película de una belleza funeral, por momentos pútrida, que infiltra su veneno en el alma. En el frontispicio de su película, Aronofsky podría haber recuperado aquella frase del prefacio de Música para camaleones: «Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo; y el látigo es únicamente para autoflagelarse». De esto trata Cisne negro: de la naturaleza saturnal de la creación artística, que devora a mordiscos a sus mejores hijos; de ese lecho de ortigas lindante con la locura, abonado de traumas, frustraciones y angustias inconfesables, que misteriosamente brinda un fruto de belleza... a costa de matar lenta y dolorosamente a quien lo cultiva. Porque el arte nace del dolor, se alimenta del dolor y, más allá del disfrute estético que pueda depararnos, nos transmite un eco de ese dolor, tanto más vívido cuanto más auténtico es. La bailarina de ballet interpretada por una sublime Nathalie Portman necesita ese dolor para seguir viviendo (para seguir muriendo) cada día; y, a medida que bucea en ese dolor, en su afán porque su creación sea más hermosa, se adentra en infiernos que creía a buen recaudo: trastornos alimenticios, miedos sexuales, pulsiones esquizofrénicas. Hasta descubrir, al fin, que en ese infierno se encuentra ella misma, o su reverso oscuro; y una vez liberado ese reverso oscuro, una vez traspasada esa última aduana de la locura, las dentelladas del dolor serán tan hirientes (y tan gratas) como el abrazo voluptuoso y exultante con la belleza; un abrazo que a veces mata.

Cisne negro adolece, ciertamente, de alguna truculencia gorey algún exceso psicoanalítico prescindibles; pero es una película que emociona y conturba a partes iguales, que acaricia como el vilano y muerde como la espina. Es algo así como un búcaro en el que se corrompe una flor hormigueante de gusanos. Tal vez una obra maestra."

Mingote


Viñeta de Mingote publicada en el diario ABC el 26 de Febrero. Conteste la Academia, ¿qué hay de lo suyo?.

sábado, 26 de febrero de 2011

Winter's Bone



A veces el cine independiente, hecho con honestidad y talento, alcanza la consideración de los académicos de Hollywood. Ojalá sea el caso de Winter's Bone, la magnífica película de la directora Debra Granik, que ganó el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cine Independiente de Sundance y que ha sido nominada para cuatro Oscars: mejor película, mejor guión adaptado (obra de la propia directora y de la productora Anne Rosellini sobre la novela Winter's Bone de Daniel Woodrell), mejor actriz (Jennifer Lawrence) y mejor actor de reparto (John Hawkes). Esta película se limita a contar una historia brutal y creíble que se desarrolla en los llamados Ozarks de Missouri, un terreno montañoso de áspera belleza, donde una adolescente trata de proteger a su familia y salir adelante. Muy recomendable.

"El Estado Mental", nace una nueva revista


"Extraer fórmulas para producir y consumir experiencias vitales en sus diferentes manifestaciones ha sido en las últimas décadas un objetivo fundamental del capitalismo, así como una de las causas de su ambigüedad. Por un lado, para conseguir sus fines es necesario promover la investigación, lo que ha implicado un incremento de las posibilidades de mejora de la vida. Por otro, el propósito del capitalismo no es la vida, sino la inversión y la promoción, con el objetivo de generar capital. Se fomentan las subjetividades singulares, pero solo para reproducirlas, segregándolas de su conexión con la vida y transformándolas en mercancía. Tal vez en ninguna otra época de la historia habían sido la cultura y el arte tan populares como en la actual. Los museos andan siempre repletos de gente, las ferias de arte y las exposiciones han pasado de ser algo minoritario a convertirse en auténticos reclamos de masas. El problema reside en que esta cultura responde a parámetros económicos y no poéticos, esto es, relacionados con el conocimiento o la educación. Nunca el arte había sido tan popular ni tampoco tan banal."

Manuel Borja-Villel

Este texto forma parte de una conversación entre Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía de Madrid, y Gérard Mortier, director artístico del Teatro Real, recogida por la revista El Estado Mental bajo el título ¿Hay vida fuera de la institución?.

El primer número de esta revista, que se define a si misma como "una acción artística colectiva en formato de revista física que tiene como objeto la revisión apacible del espíritu de la época" no puede resultar más atractivo. De fácil manejo, con una cuidada y cómoda edición, recopila artículos, entrevistas, relatos, comics, fotografías y escritos varios sobre un sin fin de temas de actualidad. El título de este primer número es Tenemos que hablar. Me encanta que empleen el término apacible. Hablar apaciblemente. Un placer del que nos estamos alejando entre tanta crispación. Larga vida a El Estado Mental. Por cierto, está editado por Borja Casani, responsable de El Europeo y la mítica La luna de Madrid.

viernes, 25 de febrero de 2011

Li Qingzhao, poeta china del siglo XI

Mientras en la España del siglo XI la poesía se ceñía casi exclusivamente a las jarchas, una mujer china, Li Qingzhao, cuya vida transcurrió en el período de la dinastía Song, es el máximo representante del género ci (canción palabra). Sus poemas han sido recopilados por Pilar González España y editados por Ediciones del Oriente y del Mediterráneo.

Li Qingzhao nació en el seno de una familia de letrados y se le instruyó en historia antigua y literatura china. Desde niña se interesó por la poesía, y sobresalió por su destreza en pintura, caligrafía y ajedrez. Era además una notable intérprete de lira. A los 18 años se casó con Zhao Mingcheng, un hijo del Primer Ministro chino, del que estuvo toda su vida profundamente enamorada y con quien compartió sus inquietudes culturales. Muchos de sus poemas están dedicados a su marido que debía pasar largas temporadas alejado de ella por motivos profesionales. Gran bibliófilo, entre los dos reunieron una apreciable colección de antiguedades y objetos arqueológicos, elaborando un Catálogo de inscripciones en metal y piedra.

Me encanta su poesía, tal elegante, con tanta carga visual. Os ofrezco una de sus composiciones.




Confiar el secreto de mi corazón


Al llegar la noche

un poco embriagada

tardé en quitarme los aderezos de mi peinado


la flor del ciruelo

se había marchitado

en mis desordenados cabellos


el sopor del vino

traspasaba mi sueño de primavera

ese sueño que se alejaba

para no regresar


silencio de los hombres dormidos

lentitud de la luna que se pierde

tras la cortina de color esmeralda


entre mis dedos

enrollaba pétalos marchitos


así

se desprendían

sus últimos perfumes


así

se alargaba un poco más

el tiempo

Li Qingzhao

Esperanza Spalding, Grammy a la artista revelación 2010



La cantante de jazz y contrabajista Esperanza Spalding ha sido galardonada con el Grammy 2010 a la mejor artista revelación. Nunca la había escuchado y ha sido, realmente, una revelación para mi. Os ofrezco el tema Apple Blossom en el que comparte micrófono con el cantante brasileño Milton Nascimento, y que forma parte de su último disco, Chamber Music Society. Tiene programados dos conciertos en España para esta primavera, en Girona el día 9 de abril y en Barcelona el 10.

jueves, 24 de febrero de 2011

Madrid, ciudad de tísicos


Puede tratarse de una orquesta sinfónica, de cámara o un solista. Entre movimiento y movimiento, en cada pausa, en el Auditorio de Madrid (perfecta cámara de resonancia) se desata una tormenta de toses , un fragor que sepulta irremisiblemente las notas que aún bailaban en el aire. Tengo la convicción de que, caballeros tan distinguidos y damas tan elegantes, acaban de escaparse de un hospital para tuberculosos. No me cabe duda. Algunos carraspean, se aclaran la voz, y sospecho que quizá tienen la íntima tentación de subir al escenario y cantarnos un lied. Miro atentamente al director y como tengo la suerte de estar sentada muy cerca y un poco de lado, puedo espiar su gesto. En general, esperan estoicos hasta que el concierto faríngeo finalice, pero a veces he sorprendido algún gesto de impaciencia, incluso alguna sonrisa socarrona dirigida al primer chelo. Y siempre me pregunto por qué no girará y, con la batuta, imprimirá cierto orden en las toses: ahora las graves, ahora las agudas, ahora femeninas, luego masculinas, salpicadas de resoplidos y carraspeos. Y todo ello sobre el mar de fondo de los murmullos, los comentarios urgentes que los antes pacientes oyentes deben hacer a su acompañante, calculo que un atinado juicio sobre los compases que acaban de escuchar.

Pero esta orquesta de tísicos, capaces de interpretar sinfonía tan inspirada, a veces no puede esperar esa pausa que los compositores, infaustas criaturas, establecieron entre movimientos reconociendo al silencio su poder evocador, y se lanzan cuando menos lo esperas, a veces cuando una flauta da sus notas más delicadas, o un violín susurra casi imperceptible. Eso sí, intercalándose con cremalleras de bolsos que se abren y cierran, crujientes celofanes de caramelos o batir de programas convertidos en circunstanciales abanicos.

Delicioso. Nada como asistir a un concierto para tomar el pulso al estado de salud de la llamada "España culta".

miércoles, 23 de febrero de 2011

Cisne negro, Natalie Portman


Me ha asombrado la versatilidad de Natalie Portman en esta terrorífica película de Darren Aronofsky, que me ha mantenido con el alma en vilo durante dos horas. Un thriller sicológico, una película de terror, la historia de cómo la búsqueda de la perfección puede llevar a la locura, ambientaba en el mundo del ballet clásico. Fantástica Natalie Portman, tan insegura, tan frágil, víctima de una madre frustrada y absorvente, tan transparente y tan oscura, cisne blanco y cisne negro. La misma gracilidad con la que parece flotar mientras baila se transforma en desesperada atracción por la destrucción y la muerte. Dicen que es firme candidata al Óscar a la mejor actriz. Desde luego, a mi juicio, su interpretación lo merece. Os dejo el trailer de la película. Si podéis, no os la perdáis.

Guy Tillim, fotógrafo

Guy Tillim es uno de los fotógrafos sudafricanos con mayor proyección internacional. En los últimos años ha recorrido diversos países del continente africano (el Congo, Mozambique, Madagascar, Benin, Ghana, Angola y Sudáfrica) mostrando la vida de sus habitantes tras el período colonial.












Estas tres fotografías pertenecen a su serie Av. Patrice Lumumba compuesta por un total de 60 imágenes tomadas en calles y plazas que comparten el nombre del político asesinado en 1961, luchador por la independencia del Congo y por la causa africana.











Resultan desoladoras estas dos imágenes, tomadas en el Congo en el 2003. El gesto del hombre, con el arma colgando a su costado; la desolación de este salón, con las lámparas de araña aumentando la sensación de miseria y abandono.












En 2004 realizó estos trabajos sobre Sudáfrica, centrando su atención sobre la ruina de la "modernidad" impuesta por los colonizadores. Un desarrollismo ficticio, al margen de la inmensa mayoría de la población. Un documento pavoroso.


En la exposición África, objetos y sujetos, que está celebrándose en el Centro de Arte Fernán Gómez de Madrid (una interesantísima muestra que os comentaré uno de estos días) podéis encontrar algunas fotografías recientes del artista.

martes, 22 de febrero de 2011

El Roto

Una vez más, El Roto. Publicado hoy en El País.

La canción de la Tierra, Mahler.



La despedida

El sol parte tras las montañas.
En todos los valles cae la tarde
con sus sombras, llenas de frescor.
¡Oh, mira! Como un barco plateado
flota la luna en el lago azul del cielo.
¡Siento el temblor de una suave brisa
tras los sombrios abetos!

El arroyo canta lleno de hermosos sonidos a través de la oscuridad.
Las flores palidecen en el ocaso.
La Tierra respira llena de calma y sueño,
todos los anhelos ahora duermen.
¡Los hombres cansados van a casa,
para aprender de nuevo el silencio
la felicidad y la juventud olvidadas!
Los pájaros se acurrucan en silencio en sus ramas.
¡El mundo se adormece!


La canción de la Tierra. Mahler, una vez más, me trastorna completamente, me conmociona, me desborda su belleza, no puedo contenerla. No puedo explicarlo mejor. Abre dentro de mi compuertas que siempre se mantienen cerradas. Me transforma en un ser poroso y extremadamente vulnerable. Siempre me hace llorar (debe ser un número verme en el Auditorio, al borde del sollozo. Nadie me mira, a dios gracias) pero no de tristeza. Me inunda, me transporta a lo más hondo de mi misma. Qué bendición que exista.

Ayer, la Orquesta Filarmónica de Londres, dirigida por Yannick Nézet-Séguin, interpretó la Sinfonía Concertante en Mi Bemol mayor, para violín y viola, de Mozart y, en la segunda parte, La canción de la Tierra. Un acierto poner a Mozart antes, tan liviano. Pido perdón a los mozartianos, pero su música nunca logra conmoverme, aunque me despierte gran placer estético. Es como si siempre se quedara en la superficie de las cosas. Su música puede ser alegre o triste, pero nunca honda. Vuelvo a pedir perdón.

Os invito a escuchar la primera parte del último lied de La canción de la tierra. Si os parece, hacedlo mientras leeis la traducción de la letra, un poema formado por cuatro estrofas de Mong Kao Yen y otras cuatro de Wang Wei, ambos poetas chinos. La escribió al final de su vida, y en una carta enviada a Bruno Walter afirmó que era "lo más personal que he hecho hasta ahora". En ella está todo: la alegría, el miedo, la juventud, la vida y la muerte. Os la ofrezco por la Orquesta Sinfónica de Chicago, dirigida por Sir Georg Solti.

Matisse, litografías

En un comentario anterior os hablé de la exposición Matisse y la Alhambra, que está teniendo lugar en el Palacio de Carlos V de la Alhambra de Granada. Una preciosa e interesantísima muestra, que no sólo nos ofrece un conjunto de las mejores telas del pintor inspiradas en su experiencia "oriental", sino también muchos de los ornamentos que descubrió en Granada y que después llevaría a sus obras. Pero, junto con los óleos, nos muestra también un conjunto de hermosas litografías, pertenecientes al Victoria & Albert Museum de Londres.





















Lo primero que llama la atención de su obra gráfica es la ausencia de color. El rey del cromatismo, una de las paletas más vibrantes de la pintura de principios del XX, opta conscientemente por prescindir del color y centrarse en la pureza de la línea. Y así surgen estas bellísimas obras de una elegancia y sensualidad extraordinarias.


















El atrezzo de las litografías es muy similar al de sus óleos, y la temática la misma que le ocuparía hasta los años 30: las odaliscas, el desnudo femenino, la sensualidad del cuerpo en reposo.

Fijaos en la maestría que demuestra en esta lito, Desnudo tumbado de espaldas. Con cuatro trazos, ligeros y exactos, dibuja el cuerpo de la mujer. Con que facilidad parece haber sido realizado.

Pero si tuviera que elegir me quedaría con los dos que abren y cierran el comentario. La primera, Gran odalisca con pantalón de rayas, realizada en 1925, es una de las más elaboradas del artista, todos los detalles cuidados al máximo: la seda de los pantalones, la suavidad de la piel, la rica textura de la tela que cubre la butaca. Y la inferior, Desnudo tumbado junto a un frutero, dibujada un año después, resulta un prodigio de simplicidad.
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lunes, 21 de febrero de 2011

Las odaliscas de Matisse

En diciembre de 1917 llega Matisse a Niza, en pos de una luz más diáfana que la de París. "Cuando comprendí que cada mañana volvería a ver esta luz, no podía creer en mi felicidad", escribió el pintor. Pinta odaliscas. "Las odaliscas fueron el fruto numeroso de una feliz nostalgia, de un bello y vivo sueño y de una experiencia vivida casi en éxtasis, de los días y las noches sumergido en la magia de un clima. Una necesidad imperiosa de expresar este éxtasis, esta indolencia divina, en los ritmos coloreados, ritmos de figuras y colores solares y gustosos. Con las odaliscas no renuncio a lo que recientemente había ganado, a estos avances plásticos de los que usted habla, sino que vuelvo a una vibración de la profundidad, admito de nuevo un cierto modelado y vuelvo a tomar posesión de un espacio donde el aire vuelve a circular. De este modo se plantea un problema para mi: armonizar, equilibrar los tonos puros y los semitonos con el fin de asegurar el acorde y la unidad rítmica del cuadro ante el peligro que pueden constituir las estridencias cromáticas", escribió el pintor a André Verdet.




















En Niza pinta a Antoinette, Laurette, Lydia, Wilma, Zita ( en la fotografía, posando para el pintor) y a la que sería su principal modelo durante casi una década, Herriette Darricarrère. La vemos en estas dos fotografías, disfrazada de odalisca, en el estudio de Matisse.





















Y sobre estas líneas, Herriete en una instantánea tomada en los alrededores de Niza junto a la esposa del pintor, Marguerite Matisse, mientras posaban como modelos para el cuadro Conversación bajo los olivos.
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Barenboim y dos Sonatas de Schubert en el Auditorio

Daniel Barenboim, un piano, y las Sonatas en Sol mayor, D. 894 y en Do mayor, D. 958 de Schubert en el Auditorio de Madrid. Un concierto precioso. Maravilloso Barenboim al piano, que manera de administrar los silencios, el "tempo" de Schubert, qué dulzura y qué pasión. La primera me esponjó el corazón, me hizo sentir mucha alegría, un gran placer. La segunda es más oscura, más dramática, o al menos así la sentí yo. Escribe Luis Gago en el programa de mano: "Schubert puede ser a veces un músico angustioso, atrapado en un túnel en el que es imposible encontrar salida alguna. Otras es un hombre afable, risueño, contento. En las dos obras de este programa encontramos ejemplos de este perfil bifronte, en el que conviven el impulso tanático, por un lado, y lo que parece una mezcla de bonhomía e inocencia, por otro. (...) Ambos se necesitan entre sí y sin uno no es posible entender al otro. Todos somos uno y su contrario y la música de Schubert expresa como pocas esa dualidad aparentemente incomprensible en un mismo ser humano."

No he encontrado la interpretación de Barenboim, pero la que hace Sviatoslav Richter de la Sonata para piano en Sol mayor, D. 894 no es nada desdeñable.

domingo, 20 de febrero de 2011

Matisse en la Alhambra


El 11 de diciembre de 1910 Matisse visita la Alhambra y, según escribe a su mujer en una carta que se conserva, siente una gran emoción. "La Alhambra es una maravilla", afirma. Su interés por el arte islámico se había despertado en Munich, al contemplar una gran exposición sobre artes decorativas orientales organizada poco antes en la ciudad alemana. Bajo estas líneas podéis ver La mesa roja, pintada en 1908, en la que podemos apreciar ya la influencia de la cultura oriental. Y decide visitar España: Madrid, Toledo, Barcelona, Córdoba, Sevilla y Granada.


Su encuentro con el arte islámico, la belleza de la Alhambra, la luz de Granada, influyó notablemente en la evolución del pintor, que paulatinamente se aleja del fauvismo y de la influencia de Cezanne. En el Palacio de Carlos V se ha organizado una magnífica exposición que reune varias de las mejores obras del pintor, en las que se aprecian nítidamente las consecuencias de su deslumbramiento. Junto a ellas, algunos de los objetos que adquirió a lo largo del viaje, como un tapiz alpujarreño del siglo XIX, comprado en Madrid, que aparecerá posteriormente en alguna de sus pinturas.













Tras su visita a la Alhambra, ya en Sevilla, pinta estos dos cuadros, Sevilla I y Sevilla II, que copiará su amigo Francisco Iturrino y que se muestran en la exposición a su lado. Idéntica composición, pero tan diferentes. La luz, el color en Matisse vibra con una brillantez de la que carecen las obras del cántabro. Y, antes de abandonar la península, finaliza Joaquina. Aquí os la traigo, junto a la reinterpretación de Iturrino, Gitana.




















La exposición es amplia y son muchos los cuadros y objetos que me gustaría ofreceros. Trasciende su visita a Granada. Dos años más tarde Matisse viajaría a Marruecos buscando una luz distinta a la del Mediterráneo, decidido a profundizar en la cultura del Islam. Se instala en Tánger, donde en un principio pintará bodegones, como estos dos que os ofrezco, Amapolas y lirios I y II.




















Pero quizá en los cuadros donde se plasma con mayor nitidez su amor por el arte oriental y su ornamentación sea en sus odaliscas, como en la Odalisca con pantalón rojo con la que abro este comentario, realizada en 1921. La modelo es Henriette Darricarrère, que posará para él hasta 1927, cuya capacidad teatral es capaz de adoptar los papeles que la imaginación del pintor le propone. La vemos también en la Odalisca sentada y en Odalisca y silla turca, que os muestro a continuación.

















Para terminar, Odalisca con magnolias. Si os fijáis guarda grandes similitudes con la Odalisca con pantalón rojo con la que abría el comentario: la misma modelo, el mismo vestido, idéntica pose, la misma tumbona. Sin embargo, son muy diferentes. Quizá ello estriba en la expresión de la modelo, sonriente, en un gesto de gran sensualidad. Una belleza.