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miércoles, 29 de septiembre de 2010

Takashi Murakami en Versalles

No he visto el montaje, sólo conozco las imágenes que nos ha ofrecido TV y las fotografías aparecidas en la prensa e internet. Estoy perpleja. No sé qué pensar. Sospecho que nos están tomando el pelo, que los responsables de esta exposición pretenden epatar, sorprender, provocar con el objetivo de que se hable de la muestra, aunque sea mal, y aumentar así las visitas. Lo consiguen, sin duda. Si yo estuviera en París iría a verla, me gustaría comprobar el efecto que me produce ver el montaje "in situ".

















A Takashi Murakami se le ha llamado el Andy Warhol japonés, y se le considera el máximo exponente del arte pop en su país. Ahora muestra sus piezas nada menos que en el Palacio de Versalles. Los críticos sostienen que su obra es una síntesis del arte tradicional nipón y las corrientes más vanguardistas del arte contemporáneo. Ha expuesto en alguno de los museos más importantes del mundo, entre ellos el Guggenheim de Bilbao en 2009. Su trabajo abarca diversas manifestaciones artísticas: pintura, escultura, diseño industrial y moda.















Dicen algunos entendidos que transmite una visión crítica del Japón actual. Por favor, fijaos en las fotografías y decidme: percibís alguna crítica en estas obras?. Querrá decirnos que toda la población japonesa se ha infantilizado, que uno de los países más sabios y dignos del mundo se ha convertido en una guardería y se entretiene con muñecos y cacharritos?.


Además de un estilo caracterizado por ser bidimensional, este concepto se refiere a la dilución de los límites entre la alta y baja cultura, y proporciona una perspectiva crítica de la propia estructura del arte se lee en el texto de presentación de su exposición elaborado por el Guggenheim. Quizá se refiera a que él hace estas cosas para que, al compararlas con un Tiziano, un Giacometti o un Rothko, veamos claramente qué es arte y qué es otra cosa, no sé cómo denominarla.


















Los recortables que comprábamos cuando éramos pequeñas, aquellas muñecas de papel con vestidos, que en Asturias llamábamos "mariquitas", eran obras arte? Y el Capitán Trueno? Y los "Gormitis" que venden en los kioscos y que apasionan a los niños de hoy? Son obras de arte?

No llamemos arte al arte contemporáneo, manifiesta el pensador y ensayista Marc Fumaroli al periodista Josep María Martí Font en una entrevista que publica hoy, martes 28, el diario El País. Y añade: Esta es la gran ruptura. No hay derecho a utilizar la palabra arte para lo que se llama el arte contemporáneo, no lo llamemos así; habrá que inventar otra palabra, tal vez "entertainment" para millonarios.

Nos habremos vuelto locos? Todo está revuelto en nuestro panorama artístico, lo genuino y lo falso, los creadores y los payasos. Se les llama artistas porque provocan. Damien Hirts mete un tiburón en formol y lo presenta en una galería como obra de arte, y algún millonario paga una fortuna por él. Es una transgresión, afirman sus admiradores. Yo me inclino a pensar que es una tomadura de pelo. Merece la pena el artículo que Mario Vargas Llosa escribió sobre este personaje.



9 comentarios:

  1. "Querrá decirnos que toda la población japonesa se ha infantilizado"

    Crecieron?

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  2. Como mola. Este tio es de los Pokemon ¿no?.
    Como dice Fumaroli, pero no para millonarios, si para niños, y luego irán los Rabbits, Kororo y alguno más. ¡Ojo! me encanta el manga y casi toda creatividad japo.

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  3. pues sus diseños para Vuitton son ideales de la muerte... mataría por cualquiera de sus city bags.

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  4. Esto se anima...
    Hasta los "troll"...contraatacan...
    “Quien tiene miedo de dar sus nombres y apellidos es porque no actúa por principios, sino por conveniencia.”

    “La identificación obliga a responsabilizarse de lo escrito, porque se avisa de que hay un yo estructurado detrás. Y uno no puede, en la esfera de lo público, echar por tierra todo el esfuerzo de generar un yo estructurado y socialmente “reliable”. Por eso, y en la mayor parte de las veces, el anonimato es desconsiderado y brutal. Es otra vía de escape del corazón de tinieblas que todos poseemos.”

    “En realidad el anonimato –en el sentido de no poner nombre, usar un pseudónimo es algo distinto– es perjudicial para el mismo comentador. Se limita a ser un mero “troll” que no conseguirá tener mayor relevancia que ser un tocanarices.”

    “Existe una relación inversa entre el nivel de anonimato y la calidad de la conversación”

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  5. Podía responder al comentario de arriba... pero estoy en casa ajena, y por elemental cortesía y por respeto a la dueña de la casa no lo haré. En un blog de otra persona, deberíamos ser cordiales con los demás participantes y evitar crear mal ambiente. Aquí todos somos invitados, y nuestra anfitriona habrá tenido sus motivos para franquearnos su puerta. Educación y respeto. por favor.

    Saludos.

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  6. Francamente no sé qué opinar. No conozco a los japoneses lo suficiente como para emitir un juicio salvo que me da igual. Además es la obra de un solo artista y no sé si es representativo de lo que se hace en Japón.
    En tiempos Andy Warhol me parecía un cara dura como una buena parte de los que llamamos artistas contemporáneos.
    Tampoco voy, a estas alturas, a entrar en definiciones de lo que es o no es arte, salvo el cinismo de señalar que depende de lo que estés dispuesto a pagar.
    Por lo menos estoy seguro de que a este artista no le va a pasar lo que a aquel otro en Madrid cuya instalación fue barrida por la señora de la limpieza. Eso sí que es arte.

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  7. Jajaja. Es verdad, javier, no lo recordaba. Pero lo que sí le puede pasar a Takashi es que un niño coja una perreta porque no le dejen jugar con una de las "esculturas". Y me imagino que en Japón, como en todas partes, habrá estilos artísticos para todos los gustos. Pero en estos tiempos lo más de lo más, lo ultimísimo, ya sabes, es lo más epatante.

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  8. Yo estuve en Versalles cuando hicieron la muestra, y me sentí muy mal, no era el lugar para presentar su obra, no soy critico de arte ni quiero serlo pero sonaba la mezcla como una patada en el trasero, tiene que haber lugares donde exponer la obra de Takashi Murakami para que la gente que gusta de su arte pueda apreciarlo, pero no imponerla en un lugar al que fui a visitar por su historia

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