!!! Bienvenido ¡¡¡

Gracias por entrar. Antes de irte, echa un vistazo y comparte con nosotros. Nos interesa conocer todo lo que quieras compartir. ¿Has hecho algún descubrimiento deslumbrante? ¿Una película, un poema, un cuadro, un disco? ¿Una ciudad, un paisaje? Ábrenos una ventana y nos asomaremos.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Café Boulevard. Bilbao


Escribió Unamuno: En Bilbao. A cualquier sitio que se vaya o de cualquier sitio que se venga, siempre daremos en el Arenal. Allí, en el Boulevard, gentes que se encuentran porque se citan, y otros que no se citan porque se encuentran.

Este emblemático café, fundado en 1871, está situado en los bajos del edificio de La Unión y el Fénix, en el Arenal, junto al Teatro Arriaga. Durante años fue lugar de encuentro y sede de tertulias ilustres. Entre sus asiduos, además de Miguel de Unamuno, Ramiro de Maeztu, Blas de Otero, Ortega y Gasset y Blasco Ibañez, entre otros muchos.












El café conserva todo el encanto de su mejor época. Joya del Art Decó, su decoración fue en buena parte adquirida en la Feria Universal de París de 1826. Hoy, tras la rehabilitación, podemos disfrutar de sus estucos, bronces y alabastros, sus cristales emplomados y vidrieras.

















Si cierras los ojos es fácil imaginarte a caballeros con sombrero y bastón entrando en el café, saludar levantando levemente el sombrero y sentarse en cualquiera de sus veladores a leer el periódico. O a un grupo de damas de la alta sociedad bilbaína bebiendo un té acompañado de bollos mientras comentan los últimos cotilleos. Hoy el ambiente no puede ser más distinto. En el sótano del café se ha montado un pub vanguardista, el Boulevard Nouveau, lugar de copas y cócteles cuya decoración contrasta vivamente con la del piso superior.


















Pero incluso en el café es evidente que los tiempos han cambiado: entre parroquianos, grupos de jóvenes bebiendo cerveza o visitantes ocasionales veo encaramada a un taburete a una drag queen. Más que plataformas en los zapatos parece sostenerse sobre zancos, tal es la atura que alcanza cuando se pone en pie. Me recuerda a la Blanche DuBois de la película de Elia Kazan Un tranvía llamado deseo. Las fotografías son malas, pero no me resisto a mostrároslas. El efecto es totalmente anacrónico. Esto es "postdernidad".



1 comentario: